¡No más fotos, por favor!
Las gaviotas han evolucionado. Nos observan. Saben que cuando sacas el teléfono para fotografiar el #brunchplayero, es cuando estás más vulnerable.
Cuando ajustas el ángulo, justo apuntando a la comida, se abalanzan como críticos gastronómicos: implacables, sin previo aviso. Un segundo antes estabas fotografiando un croissant, y al siguiente ya está en su pico. La naturaleza ataca de nuevo, sin importarle lo bonito que sea tu filtro.
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