La naturaleza protectora de Max

El extraño comportamiento de Max había sido su forma de proteger a Emily del gas. “Con razón estabas tan insistente”, dijo John, acariciando la cabeza de Max.

El perro movió la cola, leal como siempre. “Ha sido nuestro ángel guardián”, añadió Emily, con lágrimas de gratitud asomando.

Se maravillaron de la dedicación y los agudos instintos de Max. El vínculo entre perro y dueño había sido puesto a prueba y demostrado ser inquebrantable.

“Te debemos nuestras vidas”, dijo John suavemente, lleno de profunda gratitud.

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