Ático vacío

John subió y revisó lentamente el ático. Cajas polvorientas se alineaban en el espacio, proyectando formas inquietantes bajo el haz de la linterna.

“Nada fuera de lo común, Max”, murmuró John. Pero Max siguió olfateando, claramente agitado, aunque incapaz de identificar la fuente.

El ático permaneció inmóvil y, finalmente, la casa volvió al silencio, dejando a John tanto ligeramente reconfortado como profundamente perplejo.

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