Siguiendo los sonidos

John siguió los débiles ruidos a través de la casa a oscuras, con el corazón palpitante. Max lo guio con una intensidad concentrada, deteniéndose en la entrada del ático.

John se quedó inmóvil, mirando la escalera de madera. “¿El ático?” murmuró. Max ladró de nuevo, más urgente esta vez.

Reuniendo su valor, John respiró hondo. “Está bien… vamos a echar un vistazo.” Agarró la escalera, con las palmas húmedas por el sudor frío.

Advertisements
Advertisements