Abriéndose

Una noche, Emily decidió que no podía seguir guardándolo. Le confió a John sobre la figura de sus sueños. “Siempre es lo mismo”, dijo con voz temblorosa. “Esta sombra, simplemente parada ahí, observando”.

John escuchó atentamente. “Es como si estuviera esperando algo”, añadió ella. Su rostro se puso serio. “¿Por qué no me lo dijiste antes?”

“No quería asustarte”, admitió ella, con la mirada baja. Pero ahora, el peso era demasiado para llevarlo sola.

Advertisements
Advertisements