Vigilancia nocturna

Cada tarde, John revisaba las grabaciones de seguridad, buscando algo que pudiera explicar la angustia de Max.

Se sentaba encorvado en la mesa de la cocina, con el portátil abierto, sorbiendo café tibio mientras se desplazaba por horas de vídeo sin incidentes.

“Nada aún”, masculló para sí mismo.

Emily apareció detrás de él. “¿Encontraste algo?”, preguntó ella.

John negó con la cabeza. “Solo lo de siempre.” La falta de pruebas le agotaba, pero no estaba dispuesto a rendirse.

Advertisements
Advertisements