Emily siente el peso

Emily sentía el costo emocional. La necesidad de Max de estar pegado a ella la dejaba mental y físicamente exhausta. Sus rutinas diarias se volvieron agotadoras, constantemente interrumpidas para calmar al ansioso perro.

“No es el mismo”, le confió a John una noche, con la voz cansada. La constante vigilancia de Max era agotadora.

Ni siquiera recordaba la última vez que había tenido una noche de descanso. “Solo quiero que las cosas vuelvan a ser normales”, dijo en voz baja, con la fatiga evidente en su voz.

John extendió la mano y tomó la suya. “Lo resolveremos”, le aseguró.

Se sentaron juntos en el sofá, con Max acurrucado a sus pies, tan alerta como siempre.

“Sé que esto es difícil”, añadió John suavemente, “pero lo superaremos”. Emily asintió, pero el peso en sus ojos permaneció. Aunque el futuro se sentía incierto, sacaron fuerzas de afrontarlo juntos.

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