Llegaron dos personas más

Instantes después, el sonido de pasos apresurados resonó por el pasillo. Dos agentes entraron en la cocina, ambos vestidos con uniformes oscuros y guantes protectores gruesos. Llevaban una caja de contención y herramientas especializadas, sus movimientos eran eficientes pero cautelosos. Había algo en sus ojos: profesionalidad mezclada con genuina curiosidad y preocupación.

“Estamos aquí para ayudar”, dijo uno de ellos con firmeza, ofreciendo a George un gesto tranquilizador. Los brazos de Martha temblaron mientras el alivio la invadía, pero también una nueva oleada de pavor: ¿y si esto no fuera suficiente? “Gracias a Dios”, susurró, apenas audible. George dio un paso atrás, señalándola. “Esta es Martha”, explicó rápidamente. “Necesitamos asegurar esta cosa de inmediato.”

Advertisements
Advertisements