Hora de pedir ayuda
Conmocionado y lleno de pavor, Michael sacó su teléfono con manos temblorosas. Aunque había esperado manejarlo él mismo, se dio cuenta de que Loretta tenía razón: esto necesitaba ser reportado. Mientras le explicaba todo al operador del 911, una lágrima se deslizó por su mejilla. Apenas podía procesar lo que acababa de ver.
Su mente se llenó de preguntas. ¿Era ya demasiado tarde para ayudar a su madre? ¿Adónde podría haber ido? ¿Y qué exactamente había visto en las imágenes que lo perturbó tan profundamente? Cualesquiera que fueran las respuestas, sabía que el tiempo apremiaba, y la ayuda ya estaba en camino.
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