Los niños empiezan a aceptarlo

Al principio, los niños se mostraron cautelosos ante la repentina implicación de Julian, pero poco a poco, empezaron a aceptar su presencia. Asistía a sus partidos, aplaudiendo con más fuerza que nadie, y aparecía en las reuniones escolares, siempre escuchando con atención.

Un día, un amigo suyo preguntó: “¿Quién es ese hombre?”, a lo que uno de los niños dudó antes de responder: “Es… nuestro papá”. Con el tiempo, los constantes esfuerzos de Julian dieron sus frutos. Las pequeñas conversaciones se convirtieron en charlas más largas, y pronto, el hielo empezó a derretirse, sustituido por una cautelosa curiosidad y una incipiente calidez.

Advertisements
Advertisements