La comprensión de Jake
El rostro de Jake palideció a medida que la realidad de la situación finalmente se asentaba. Era como si los engranajes de su cabeza encajaran, y los vagos murmullos y leyendas de Perro Loco McClain finalmente cobraran sentido. La bravuconería que antes lo había llenado pareció evaporarse, reemplazada por un incipiente reconocimiento del error que acababa de cometer. Fue una comprensión lenta, casi dolorosa, que le golpeó como un mazazo. Había estado provocando a un hombre que no era un camionero cualquiera, y ahora entendía cuán superado estaba.
Era casi como ver a un niño que acaba de darse cuenta de que ha cruzado una línea que nunca debió haber cruzado. La confianza de Jake se desvaneció, y la arrogancia que había llevado consigo momentos antes ya no se encontraba por ninguna parte. Su postura se encorvó ligeramente, como si el peso de las palabras del camionero, combinado con la repentina comprensión de con quién estaba tratando, le hubiera drenado toda su arrogancia anterior. Era un punto de inflexión, y Jake lo sabía.