Ondas de Realización
Hubo un susurro repentino desde el fondo de la multitud, tan bajo que casi parecía un pensamiento tardío. “Ese es Mad Dog McClain”, murmuró el motorista, y aunque apenas era audible, se extendió como la pólvora. Las palabras parecieron cortar el murmullo de la multitud, cada persona absorbiendo en silencio su significado. Fue uno de esos momentos raros en los que todo a tu alrededor se detiene, y lo único que importa es la realización de lo que acababa de decirse.
El nombre golpeó a todos como un maremoto, rodando por la multitud con una fuerza que no dejó a nadie ileso. La gente intercambió miradas, y se podía sentir el cambio colectivo, como si el propio aire a nuestro alrededor hubiera cambiado. Fue como un giro de guion cinematográfico desarrollándose justo delante de nuestros ojos, y prácticamente se podía ver la realización ondear en los rostros de quienes habían oído hablar de Mad Dog McClain, y de quienes no pero estaban a punto de aprender por qué deberían importarles.