Respetar los límites

Mientras observaba cómo se desarrollaba la tensión, no pude evitar sentir que Jake y Travis se acercaban a un límite que no comprendían del todo. Algunas líneas, una vez cruzadas, lo cambian todo, y ellos estaban peligrosamente cerca de ese punto. Pensaban que estaban jugando un juego, provocando al camionero, pero empezaba a sentirse como si estuvieran empujando límites que no sabían que existían. Era casi como si estuvieran pinchando a un tigre, sin darse cuenta del poder bruto que yacía detrás de esos ojos tranquilos y calculadores.

Su ignorancia de la situación solo aumentaba el peligro. Estaban demasiado absortos en su propia bravuconería, demasiado concentrados en demostrar algo como para darse cuenta de que estaban a punto de encender algo mucho más grande. Y entonces, justo cuando estaba procesando todo, escuché la voz de Bill en mi oído, baja y clara: “Ese es Mad Dog McClain”. De repente, el peso del momento me golpeó de golpe, y entendí por qué todos en la multitud contenían la respiración. Este no era solo un camionero cualquiera; este era alguien con una reputación que exigía atención.

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