La formación del equipo
El equipo se movió con cautela, colocando la caja de contención alrededor del cristal sin hacer movimientos bruscos. La tapa estaba diseñada para deslizarse y cerrarse de golpe en un solo movimiento, de diseño simple, pero que requería una sincronización perfecta. George se cernía cerca, con los ojos entrecerrados por la concentración. “Con cuidado, no queremos asustarlo”, dijo en voz baja, advirtiendo al equipo que no actuara precipitadamente.
La caja se deslizó junto al tembloroso cristal, con la tapa inclinada y lista. Los ojos de Martha parpadearon entre la criatura y el equipo de rescate, apenas atreviéndose a parpadear. “¿Va a funcionar?”, susurró, sin saber si le preguntaba a George, a sí misma o al universo. George asintió levemente, con los ojos fijos en la criatura. “Tiene que funcionar”, respondió, más para sí mismo que para nadie más.