El miedo de Martha se intensificó

A medida que el equipo se posicionaba alrededor del fregadero, la ansiedad de Martha se disparó a un nivel completamente nuevo. La criatura debajo del cristal reaccionaba violentamente ahora, su cuerpo golpeaba los lados y hacía que la superficie se moviera. “Se está agitando más”, advirtió, con la voz temblorosa mientras su agarre comenzaba a fallar.

George le dio un asentimiento brusco, luego se volvió hacia el equipo. “Estamos listos”, dijo, indicándoles que sujetaran sus herramientas con fuerza. La tensión en la habitación era asfixiante. “A mi cuenta”, instruyó George, con los ojos fijos en el cristal. El corazón de Martha latía con fuerza en sus oídos mientras se acercaba el momento final. “¡Uno… dos… tres!”, gritó George, y en un instante, todos se movieron.

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