George tomó el mando
A pesar de su vacilación inicial, George dio un paso al frente con una autoridad renovada. “Muy bien, este es el plan”, dijo, alzando la voz para que todos pudieran oír. “Tenemos que meterlo en la caja de contención de un solo movimiento. No hay margen para errores”. Señaló las herramientas que el equipo había traído y comenzó a asignar roles con precisión.
“Tú”, dijo, señalando a un rescatista, “prepara la caja. Tú, asegura el borde del cristal en cuanto lo levantemos”. Los rescatistas asintieron rápidamente, sus movimientos ágiles y seguros. Martha, aún aferrada, miró a George, su miedo ahora teñido con un pequeño destello de esperanza. Finalmente, alguien estaba tomando el control de la pesadilla en la que había estado atrapada.
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