La familia creyó haber adoptado un perro, pero el veterinario gritó: “¡Oh, Dios mío!” al verlo.

Un alma gentil

Aunque Nyx parecía poderoso e imponente, era increíblemente gentil con los hijos de los Johnson. Emma, la más pequeña, se sintió inmediatamente atraída por él. Se rió cuando Nyx le dio un suave empujón con la nariz en la mano, claramente queriendo jugar. “¡Le gusto!” gritó con alegría, corriendo a buscar uno de sus juguetes.

Mientras tanto, Alex, el hijo mayor, probó la capacidad de respuesta de Nyx lanzando una pelota por el patio. Sin dudarlo, Nyx la persiguió y la trajo de vuelta, moviendo la cola todo el tiempo. El vínculo entre Nyx y los niños creció rápidamente, confirmando que los Johnson habían tomado la decisión correcta. No era solo fuerte, ¡era familia!