Niños Escuchando a Escondidas
Fuera de la puerta de la oficina, los niños no pudieron evitarlo: tenían que saber lo que se decía. Emma pegó la oreja a la madera, con los ojos bien abiertos de preocupación. Alex estaba a su lado, haciendo un gesto de silencio mientras Ethan intentaba descifrar palabras ahogadas. “No oigo nada con claridad”, susurró Emma.
Pedazos y fragmentos se filtraban: palabras extrañas como “registros”, “histórico” y “pruebas”. La conversación fragmentada solo avivó aún más su imaginación. “¿Creen que algo anda mal con Nyx?”, murmuró Ethan. Las vagas pistas no ofrecían consuelo, solo planteaban más preguntas sobre los misteriosos orígenes de su querida compañera.
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