La familia creyó haber adoptado un perro, pero el veterinario gritó: “¡Oh, Dios mío!” al verlo.

Silencio Nervioso

Con cada tic del reloj, la habitación se volvía más silenciosa. La familia intercambiaba miradas tensas, formulando en silencio preguntas que no estaban preparados para responder. “¿Crees que es algo serio?”, preguntó Alex en voz baja, con el rostro pálido. Grace se encogió de hombros levemente, tratando de mantener la compostura. “Pronto lo sabremos”, susurró, pero ni siquiera ella parecía convencida.

Nyx, usualmente relajado y atento, ahora parecía extrañamente inmóvil. Sus orejas se movían ante los ruidos débiles, como si percibiera la creciente tensión en la habitación. Nadie volvió a hablar después de eso. Un silencio pesado cayó sobre ellos, denso de miedo e incertidumbre, mientras esperaban que la Dra. Morgan regresara con respuestas que podrían cambiarlo todo.