Esperando y preguntándose
Mientras esperaban la visita al veterinario, el hogar de los Johnson se llenó de una tranquila especulación. Las noches transcurrían discutiendo las peculiaridades de Nyx, sus marcas y las reacciones que provocaba en los demás. “¿Crees que algo anda mal?”, preguntó Alex una noche. “O quizás algo asombroso”, sugirió Ethan, medio en broma, tratando de aliviar la creciente tensión.
Cada acción de Nyx parecía atraer más atención ahora. La forma en que escuchaba, cómo se sentaba, incluso cómo parpadeaba se sentía de alguna manera… más intensa que antes. Cuanto más se acercaban a la cita, más empezaban a darse cuenta de lo poco que realmente sabían sobre su nuevo compañero.
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