Caden busca el perdón

Unos días después, Caden se encontraba en la puerta de Elara, derrotado. Sus hombros caídos, su rostro ensombrecido por el remordimiento. Tocó suavemente, sin estar seguro de si ella siquiera respondería.

Elara abrió la puerta, sorprendida de verlo.
“Necesitamos hablar”, dijo él, con voz frágil y baja.

Se había ido el hombre seguro de sí mismo que se marchó meses antes. En su lugar, se encontraba alguien destrozado por sus propias elecciones. Para Elara, era otro giro inesperado en su enmarañada historia.

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