Creando una rutina saludable
Decidido a no perder el contacto con su vida familiar, Jamie priorizó estar en casa para la cena todas las noches. Se negó a que el trabajo dominara su horario. Cada noche, se unía a Sarah y Emily para las comidas, seguidas de noches de cine o juegos de mesa que hacían que su sala de estar cobrara vida con alegría.
Los fines de semana, salían a caminar por la naturaleza, visitaban el zoológico o se daban el gusto de salir a tomar helados. Estos sencillos rituales ayudaron a Jamie a sentirse más arraigado. Cada risa y momento compartido le recordaban que equilibrar el trabajo y la familia no solo era posible, sino esencial para la vida que quería construir.
Advertisements
Advertisements