Enfrentando dificultades financieras
Jamie y Sarah se sentaron a la mesa de la cocina una tarde, con una pila de facturas entre ellos. Era evidente que tenían que ponerse al día: económicamente, las cosas estaban ajustadas. Ambos sabían que no se trataba de buscar culpables, sino de encontrar soluciones juntos.
Hablaron con honestidad, trazando sus prioridades e identificando áreas donde podían recortar gastos. No fue fácil, pero la transparencia y el trabajo en equipo hicieron que la conversación se sintiera como un progreso. Para ambos, fue un paso más hacia la recuperación de la estabilidad.
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