La preocupación de un padre
Jamie notó que Emily no estaba del todo bien. A veces se encerraba en sí misma o parecía inusualmente sensible, especialmente durante las noches tranquilas. Preocupado, Jamie decidió hablar con ella, eligiendo un momento de calma en el porche donde el ambiente se sentía seguro.
Abrió la conversación con suavidad, evitando la presión pero mostrando que le importaba. Emily dudó, luego comenzó lentamente a compartir lo que tenía en mente. Jamie permaneció en silencio, escuchando con total atención, tratando de comprender las emociones que su ausencia había dejado.
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