Hora de descansar
Al notar el cansancio en los ojos de Jamie, Sarah le sugirió suavemente que descansara. No insistió, pero la tierna preocupación en su voz fue suficiente. Sin necesidad de más palabras, lo llevó al dormitorio que una vez compartieron, su mano rozando su brazo.
Jamie observó la vista familiar de su habitación: la misma colcha en la cama, las mismas cortinas balanceándose ligeramente. Sin embargo, todo se sentía un poco diferente, como si la habitación hubiera envejecido sin él. Aun así, apreció la silenciosa comprensión de Sarah. Sabía que el descanso era necesario antes de poder estar verdaderamente presente con ellos de nuevo.
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