El precio de una siesta reparadora

Esta foto captura el mayor fracaso parental en un aeropuerto, o una victoria, dependiendo de cómo lo veas. Un padre cansado decidió echar una siesta mientras esperaba su vuelo, completamente ajeno a la traviesa emboscada de pegatinas que se gestaba a su alrededor. Sus dos pequeñas hijas, claramente aburridas pero muy entretenidas, aprovecharon la oportunidad para convertir a su padre dormido en un lienzo humano de pegatinas. Sus brazos están cubiertos de coloridas calcomanías, prueba de que los niños siempre encontrarán una manera de entretenerse cuando se les deja sin supervisión.

Mientras el padre disfruta de su merecida siesta, las niñas están completamente inmersas en su “proyecto de arte”, hojeando libros de pegatinas con total concentración y alegría. Los pasajeros cercanos no pueden evitar sonreír o tomar una foto rápida de la escena. Es un hilarante recordatorio de que las siestas públicas en el aeropuerto, especialmente con niños pequeños imaginativos alrededor, pueden venir con algunas consecuencias inesperadas y extremadamente pegajosas.

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